lunes, 18 de diciembre de 2006


No sé si es que ya no tengo la edad o si sin darme cuenta eché alguna sustancia rara a la sangría, pero el resultado es que el día de hoy ha sido una difícil y agotadora lucha contra las tendencias suicidas de mi estómago. Que conste que gané, aunque dicho sea de paso, sin el batido-de-tomate-chupa-alcohol de Marco mi estado resacoso hubiera podido ser irreversible. ¡Tal vez me podría haber quedar así para siempre! Uff, peligro conjurado.

En fin, la fiesta de despedida del Burdel estuvo a la altura de las espectativas. En un piso completamente vacío si no fuera por un sofá y la bola disco, lucecitas de colores del chino y bebida c.b., atmósfera algo irreal pero mucha buena onda gracias aaaaaaaaaaa Sangría Doctora Boop, todo el efecto psicotrópico del LSD pero 100% natural. Con dos vasos estabas ya puestito, con tres podías sufrir improvisos ataques de risas injustificados, al cuarto ya había que tener cuidado con lo que iba uno diciendo a la gente pero era todo inútil porque con el quinto ya los papelos eran inevitables (Amica, accompagnami di lá che sto facendo delle figure di mmerda...). Luego perdí la cuenta pero hubo muchos más y si no recuerdo mal también unos cuantos cubatitas. Lo que terminó turbando mi precario equilibrio de bailarina epiléptica y bueno, qué le vamos a hacer, mi noche se acabó en un banquito de la plaza medio lanzando, medio durmiendo (aunque el término desmayarse me parece más apropiado). Entre las nieblas apareció mágicamente un taxi y chau, a casa (la que tiene muebles). Las escaleras acabaron definitivamente conmigo y hoy tuve el día que tuve.

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Total, entre nubes de pedos, bailes y mareos, cerramos dignamente la etapa Burdelín. Ese querido pisito que tantos momentos gloriosos nos regaló, que tantas cosas vivió, idas y venidas, uniones y reuniones, lugar de nuestro encierro doméstico y escenario de miles boludeces geniales, en donde cupo todo y más de lo que podía caber, incluídos nosotros 5 apilados uno encima del otro. Te llegamos a detestar pero ahora que ya no estamos, ay pisito cómo te quise y cómo te voy a extrañar. Espero que los próximos que te habiten estén a la altura. Yo por mi parte intenté rendirte el homenaje que merecías, pegándome una buena borrachera adolescencial a base de sangría asesina y a estas alturas creo que ya puedo sacar la cabeza del water.

Burp.

2 comentarios:

ziaghegu dijo...

te agradezco el suporte en mis figuras de mierda, amica!
Pero, otra vez,avisa cuando vayas a desmayarte en la plaza, porque realmente me preocupè, creo recordar..

La Doctora dijo...

Ay y yo que pensaba que estábamos jugando al escondite! Por eso me metí en el caño del aire acondicionado y no me encontraste más. Definitivamente, gané yo.