viernes, 8 de diciembre de 2006

En el Burdel convertido en un almacén de Ups hace frío y se respira mucho polvo.
Las paredes revelan manchurrones y agujeros que desconocía.
Sola en casa, esperando a que me recojan con el coche. Nos llevaremos unas cuantas cajas.
Habrá que hacer muchos viajes. Es increíble como en un espacio tan reducido pueden caber tantas cosas. Y también es muy paradójico, pero cierto porque lo estamos comprobando, lo de que un espacio cerrado, cuando está lleno de objetos, parece más grande de cuando está vacío. La sensación ahora es que se hayan achicado las paredes.
Puede que esta sea la última noche en nuestro pisito que da a la plaza. A partir de ahora, calles anchas. Todo ancho.
Ahí va, tocan el timbre.

2 comentarios:

Pistacho dijo...

Año nuevo, burdel nuevo...
Ya tengo ganas de estrenarlo.

La Doctora dijo...

Tenés que verlo. Por fin, un hogar con clase para gente con clase.