martes, 9 de enero de 2007


Es un país tropical.
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La vuelta a la normalidad después de las vacaciones, es re sabido, puede ser tremendamente traumática. Sobretodo si dichas vacaciones te han parecido demasiado cortas, si tuviste tiempo de hacer apenas la mitad de lo que habías establecido hacer y si te enteraste de que echas de menos a tus amigos de siempre mucho más de lo que imaginabas... Con todo eso, y teniendo en cuenta además lo de que hasta semana santa será un no-stop, se corre el riesgo de que el regreso al trabajo (lo que significa necesariamente despertador a las 7.40) nos cunda en la más profunda síndrome postvacacional.
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Todo esto se evita sólo si se reunen las siguientes condiciones, y modestamente puedo afirmar que yo las reuno:
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1. que a la vuelta te espere en casa un novio dulzón
2. que de pronto, al día 9 de enero, haya una temperatura de 15 grados y se vea a gente en chanclas por la calle
3. que regresar a la vida real coincida con el comienzo de las rebajas - pasiooón de multitudeees (y que por una puta vez tengas un par de billetes en el bolsillo para gastarte).
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Ahora tengo entre otras cosas un portafruta en bambú hermoso, una alfombrita de baño muy peluda y, cuando salgo a la calle y la mera camperita de primavera me da calor, vuelvo a recordar por qué no vivo más del otro lado de los alpes.
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