viernes, 19 de mayo de 2006

La honestidad, primero.

Chicos, apagadas las últimas luces del Circo, ha venido el momento de la toma de consciencia. Tenemos todos nuestros añitos, muchos de los cuales transcurridos estudiando en la tentativa de formarnos intelectualmente, de desarrollar cierto espíritu crítico, de ser independientes y libres de elegir en plena autonomía contando con todas nuestras facultades. Y entonces, me pregunto, entonces por qué insistimos en pretender ser lo qué no somos? Por qué disimular delante de los demás, acaso nos da vergüenza? Por cuál razón tanto esfuerzo no ha servido todavía para que podamos admitir en completa serenidad, sin escondernos detrás de falsos intelectualismos, liberándonos de la esclavidud de lo moderno, de lo conceptual, de lo último de lo último, admitir, decía, que lo que verdaderamente nos hace latir el corazón en una fiesta, esa cosa que hace que nos juntemos todos, nos abrazemos y saltando cantemos con toda la energía de la que somos capaces, es escuchar que ponen una canción de ELLA?!?


Por favor pues, dejemonos de tonterías y admitamos de una vez por todas que si falta la Raffa una fiesta no es una fiesta. Luego, claro está, tampoco puede faltar un clasicón como Pedro Navaja ni el sagrado momento Pizzica (en este caso sin embargo, aconsejo siempre revisar antes el estado de conservación de la finca en que se realizará la reunión, sobre todo la estabilidad de los suelos). Asi que, por muchas zapatillas último modelo que nos podamos comprar, por muchos flequillos desfilados que podamos lucir, por muchos argumentos supuestamente interesantes que podamos intentar lucir, seguimos siendo los mismos cutres de siempre. And prouds of it, toma.

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