martes, 6 de mayo de 2008

La investidura

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Rodeado del halo de una nueva luz, enorgullecido por el gran honor recibido y consciente de la misión a la que se entrega, el nuevo ciudadano ibérico recibe del mismisimísimo Rey las insignias de su orden caballeresca, la de los Pi-jamones. Tras la ceremonia un anónimo ciudadano queda vislumbrado por los castizos rayos que irradia el caballero y pide ser aceptado como su humilde vassallo.
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No se pudo inmortalizar al ilustre Duque de Pijamón junto con el magnífico Soberano, porque éste ni bien entregó las insignias se fue a tomar cubatas con las doncellas de la corte, pero todos asistimos a la ceremonia y podemos decir que fue muy solemne y conmovedora.

1 comentario:

La Pittora dijo...

Veramente il commento l'avevo scritto ieri sul flick o comesichiama. Comunque davo il benvenuto in Europa a Flaco, e chiedevo se i prosciutti sono veri. La battuta sarebbe troppo facile: in Iberia, se prendi la cittadinanza,ti regalano del prosciutto, in Italia ti danno del salame!
Tutte le scuse sono buone per mandare un bacio.